La seguridad es un tema al que el hombre se ha visto obligado a atender desde tiempos inmemoriales. El ser humano, como algo innato a su ser, siempre ha desarrollado una planeación intuitiva de su seguridad, tanto para protegerse de los depredadores que lo acechaban como de los riesgos naturales a los que estaba expuesto en su entorno, que en conjunto representaban una amenaza seria para su subsistencia.
El ser humano planea su seguridad de acuerdo con el riesgo que está detectando en un momento específico. Probablemente el hombre primitivo no sabía “futurear”, pero sí percibía el riesgo que podía correr en determinada circunstancia y planeaba la manera de combatirlo para defenderse. Quizá pensó en soluciones prácticas: me refugio en una cueva, me uno a otro grupo, utilizo algo para defenderme, así entonces creó las herramientas que habrían de asegurar su subsistencia. La planeación de la seguridad surge de una necesidad inmediata y después se perfecciona para lograr mejores resultados.
La planeación es algo innato a la naturaleza humana, parte del llamado sentido común. El hombre, desde que nace tiene el instinto de protegerse, tiene el instinto de supervivencia. Entonces, planear la seguridad conlleva a analizar, cuestionar, hacer conciencia de aquello a lo que la persona se dedica, el ambiente en el que se desenvuelve, qué riesgos puede correr, cuáles están latentes, si se pueden materializar y, si se materializan cuales pueden ser las consecuencias.
Con frecuencia nos hacemos preguntas como estas: ¿Puedo perder un bien, me puedo morir, me puedo caer, lastimar, me puedo extraviar?; y ¿Qué puedo hacer?, ¿Cuáles son los pros y contras de correr, huir, abstenerme de hacer el acto que tengo pensado e implica causas de riesgo?, ¿Lo elimino; cómo?; ¿Atacándolo; cómo?; ¿Lo evito; de qué manera?; ¿Lo disminuyo, lo transfiero, lo asumo? Si es económico, ¿Mediante un seguro?; ¿Dónde y cómo es más probable que ocurra la amenaza que puede afectarme de alguna manera en mi persona, mis bienes, mi familia, mi patrimonio?
En fin, hay miles de situaciones y ejemplos que aplican a cualquier forma de vulnerabilidad a las que están expuestas las personas, las cosas y bienes en general, las empresas y sus productos, sus marcas, y asimismo cualquier nación. En ese sentido y ante cualquier amenaza, surge la necesidad de llevar a cabo planes de seguridad.
¿Cuáles son los pasos para llevar a cabo un plan de seguridad?
Analizar y detectar las amenazas a modo de un “catálogo” de riesgos en función del perfil de vida y el grado de vulnerabilidad de cada quien, así como el probable impacto sobre la persona y sus seres queridos y bienes. Sobre la base del análisis, establecer y decidir las acciones y medidas más pertinentes para disminuir las consecuencias de los riesgos: ¿Los asumo, los disminuyo, los transfiero, los evito? Un riesgo solo debe asumirse cuando se tiene valorado que su impacto sea mínimo para la persona, física o moral, en caso de materializarse, de lo contrario es mejor transferirlo o evitarlo.
Veamos dos ejemplos de lo anterior: Alguien se lanza intempestivamente a salvar a una persona en un incendio o una inundación por un sentido de solidaridad o instinto paternal y muere o sale mal herido en el proceso; al momento de decidir actuar, tal vez sin pensarlo demasiado, asume los riesgos con tal de prolongar una vida que no es la suya, se actúa por instinto y no por intuición, no se planea la acción y las consecuencias suelen ser fatales.
En otro caso muy simple alguien intenta cruzar una calle de alto flujo vehicular; en ese momento crítico, la persona se da un lapso para discernir la acción a efectuar en función de los riesgos aparentes o probables, ¿Me arriesgo a cruzar por la calle o uso el puente peatonal?, la medida a tomar se planea y el riesgo de perder la vida o resultar herido no se materializa.
Ese discernimiento es el análisis al que hacíamos referencia y que implica observar el entorno y los riesgos alrededor.
¿Cuáles serían los principales errores al momento de hacer un plan de seguridad? ¿Se puede hacer sinergia combinando el plan de seguridad propio con el del vecino?
A grandes rasgos, algunos de los principales errores son:
- No enfocar de manera pertinente los riesgos.
- No establecer políticas institucionales o familiares de seguridad.
- Improvisar o copiar manuales de seguridad.
- Cumplir, solo por cumplir, con los requerimientos oficiales de seguridad
- Incurrir en medidas de seguridad contrarias a los intereses de la persona o empresa.
- Instalar equipos y dispositivos inadecuados, insuficientes o en exceso, para las necesidades de seguridad reales para el perfil o giro de la persona o empresa.
- Confiar en unas medidas de seguridad más, que respecto de otras sin una base sólida.
- No capacitar y adiestrar al personal o familiares.
- Simular dispositivos de seguridad.
- Tratar de presentar un perfil bajo de la empresa o personas.
- Emplear personal de seguridad, propio o externo, que no cubra el perfil requerido.
- Hacer ostentación de las medidas de seguridad, en la creencia de que evidenciar resulta disuasorio.
- No hacer sinergia y mostrar un celo egoísta en temas de seguridad.
- No recurrir a expertos cuando sea necesario.
- La sinergia sí se puede presentar y en muchos casos, cuando hay similitud de condiciones y riesgos entre personas o empresas, es muy recomendable para establecer comunes y aplicables medidas de seguridad de manera relativamente general. Claro que, sobre todo para el caso de empresas, hay un celo natural y comprensible, sin embargo, en la medida que se reconocen las experiencias equivalentes, es adecuada y deseable la retroalimentación suficiente para prevenir la repetición de experiencias y, por consecuencia, disminuir la posibilidad de los riesgos semejantes.
Quien piensa que nunca le va a suceder lo que al vecino, niega la realidad. Bien dice el dicho: “Cuando veas las barbas de tu vecino recortar, pon las tuyas a remojar”. En seguridad nada es más mezquino que no compartir las experiencias y medidas aplicadas y no tomar las experiencias de terceros como un riesgo para nosotros mismos.
El tema de la planeación de seguridad es muy extenso y sería muy vanidoso pensar que pueda quedar totalmente planteado en esta entrevista. Cada caso debe tratarse en lo particular y de acuerdo a sus especiales circunstancias, atendiéndose por el propio interesado o recurriendo a expertos en seguridad, cuidando que estos tengan el perfil adecuado y, recordando que la prevención es más económica que el costo de los daños que pueden resentirse ante la materialización de un riesgo.
Si usted está interesado en asesoría en este tema, ya sea personal o para su empresa, con mucho gusto le puedo ayudar. Por favor envieme un mensaje por medio de mi perfil, es gusto poderle servir.